lunes, 26 de julio de 2010

Reflexiones de una chica al borde de un ataque...

Hay historias en todos lados. Historias de amor, de intriga, de suspenso, de desengaños, de tristezas, de alegrías, de malos entendidos. La vida nos regala relatos de todo tipo que nos forma como personas y nos alimenta de experiencia.
Me pasa que cuando estoy en vísperas de cumpleaños me agarra las ganas de filosofar sobre la vida, de ponerme a recapacitar qué hice con todos estos años de existencia, de intentar poner en la balanza qué quiero para mi futuro. Sé que a muchos les pasa estas cosas. Parece que cuando cumplimos años uno siente la obligación de repensar su vida. Lo negativo sobreviene cuando nos damos cuenta de que todos los sueños que teníamos en un pasado ya lejano no se han cumplido aún y que no estamos haciendo nada para llegar a ellos. O tal vez sí. Pero no lo hemos logrado. Nos frustramos, nos enojamos, nos autistamos del mundo y lloramos por esa realidad que no es la que habíamos ideado hace mucho.
Dentro de dos días cumplo años. Me está agarrando esa angustia de no haber logrado nada de nada de lo que me había planteado hacer para cuando cumpliera esta edad. Me da bronca. Mucha bronca. No con el mundo, ni con la vida, ni con la realidad que me tocó vivir. Me enojo conmigo misma. Me siento abatatada, sin ganas de hacer algo. Bajé los brazos rotundamente. Me siento un tapete, una bolita de pelos que anda arrastrándose por el suelo sólo con el impulso del viento porque si fuera por esa boilita estaría en un rincón llenándose de más pelusas. Estoy bajoneada. Ya lo sé. Pero estas líneas me sirven como una suerte de catarsis a mi estado emocional. De alguna manera escribir siempre me ayudó. Fue, es y será mi terapia mejor. Pido disculpas si alguna de estas líneas lo bajonean también. Si no quiere leer no lea. Yo no obligo a nadie a compartir este sentimiento conmigo.
Hace una semana atrás había empezado a escribir sobre el día del amigo. Aquella fecha tan particular inventada por argentinos, no sólo como estrategia de marketing (ya que en julio no hay fecha conmemorativa de padres, madres, abuelos o nietos…), sino como una manera de festejar con esa persona que uno eligió para que sea un hermano, un compañero de ruta, un sostén. Debo decir que mis experiencias con amistades no son muy gratas. Es por eso que empecé a tener un distanciamiento con esta fecha. Es un día más en el calendario. Sin nada de especial. Ese tema también me persigue por estas fechas. Se me juntan el día del amigo y mi cumpleaños. Me doy cuenta que la amistad es inversamente proporcional a la cantidad de años que pasan. Es decir, a más años, menos amigos. Me asusta.
Quiero terminar estas palabras tan filosóficas (?) con una reflexión final. La frase la saqué del flyer de una obra que está representando una amiga. Creo que tiene que ver con lo que me está pasando por estos días y me gustaría compartirla: “Crecer es un proceso continuo que realizamos en toda nuestra vida…podemos dejar de comer, dejar de amar, de lo que sea, pero jamás dejamos de crecer…algunos crecen y con el tiempo empiezan a entender, otros nunca quieren hacerlo…”

No hay comentarios:

Publicar un comentario